¿Pasas más de dos horas al día en las redes sociales? Cuando te aburres, ¿compruebas a cada rato tu feed de Instagram esperando que haya publicaciones nuevas? Cuando ves las fotos de conocidos disfrutando, ¿te genera ansiedad pensar que te lo estás perdiendo? Cuando te vas a dormir, ¿tu móvil es lo último que miras? Cuando te despiertas,… ¿tu móvil es lo primero que miras?
Si has respondido afirmativamente a la mitad de estas preguntas, es posible que estés sufriendo el síndrome de “F.O.M.O”. Son las siglas de la expresión en inglés “Fear of missing out”, que traducido al español significa “miedo de perderse algún acontecimiento”.
Si eres una persona extrovertida y muy en contacto con las redes sociales, es posible que sufras este síndrome. Además afecta a casi un 40% de los millenials, provocando ansiedad. El miedo al rechazo a no sentirse parte de un grupo ha conseguido alterar el comportamiento de muchas personas.
Un estudio en Estados Unidos llevado a cabo por Qualtrics y Credit Karma denuncia que miles de personas están gastando más dinero del que tienen para hacer todo lo que sus amigos hacen. El miedo a quedarse fuera hace que inviertan en comidas y cenas, ropa, viajes y dispositivos electrónicos más dinero del que realmente disponen.
Cierto es que existen muchos niveles. Pero esas nuevas “enfermedades” están llegando e implantándose con fuerza en la personalidad de los más jóvenes. Me surgen ciertas dudas, ¿cómo se trata este tipo de ansiedad? ¿Es posible quedarse al margen por completo de Internet y las RRSS? ¿Es esto viable en una sociedad actual donde incluso muchos puestos de trabajo requieren de su uso? Y esto lo redacto a sabiendas de que soy Social Media Manager y que vivo pegada a Internet. Puede que la solución esté en la educación. Es necesario educar a los más jóvenes para que aprendan a gestionar este “enganche” o “adicción”. Pero, ¿de qué herramientas de gestión disponemos? Y lo más importante ¿dónde está el límite? ¿En qué momento, paso de disfrutar de las RRSS y tener FOMO?
